Ay, los taxis

SMLXL

Desde que Cabify y Uber llegaron a Guayaquil, otro es el cantar en las avenidas. Cientos de usuarios (a juzgar por las descargas que presentan estas plataformas en Ecuador) decidieron cambiarse el chip del regateo y ahora piden su taxi puerta a puerta, desde sus móviles.

Viajan con aire acondicionado sin tener que ponerle un arma a en la sien al conductor. Nadie les dice "allá no voy", nadie les pide suelto...

Hay otros, por desgracia, que en cambio lloran, se quejan y hasta paralizan las vías sin que nadie diga nada. Usted los conoce bien. Son los formales. Los que deben revisar su vehículo dos veces al año y cumplen, por ley, una serie de exigencias que las plataformas móviles evaden.

¿Qué piensan ellos de esta novedad? Mercedes Maila trae un informe.

La ley es la ley. Uber y Cabify, y otras tantas aplicaciones digitales de servicio de transporte público liviano le deben a la ATM esos papeles que les permitirán abrir la puerta de la formalidad. Miles de los que están sin acceder a ella aún, tienen motivos de sobra para no hacerlo.

Esa fue la conclusión a la que llegó María Torres con esta encuesta.

¿Pero qué pasa con el público? En un reciente sondeo se determinó que los valores que cobran un taxi convencional, uno informal, un ejecutivo y otro de una plataforma digital (Uber).En los cuatro casos, el servicio solicitado fue para la misma ruta y a una hora parecida. Por los mismos 3,5 kilómetros de recorrido, hubo cuatro valores distintos (ver gráfico).

Las tarifas más bajas correspondieron a los dos vehículos que utilizaron el taxímetro: el ejecutivo y el de Uber. Quizás por eso el auge de las plataformas. Al final, es el usuario quien, en esta ciudad libre y democrática, decide qué camino tomar, o qué taxi.

Emma Cedeño hizo un sondeo.